El mundo ya no necesita nuevos combustibles fósiles y el Reino Unido podría liderar el camino para convertirlos en tabú
El petróleo y el gas del Mar del Norte se han convertido en un tema de disputa en las elecciones generales del Reino Unido.
El manifiesto del Partido Laborista promete poner fin a la concesión de nuevas licencias para la exploración de petróleo y gas, mientras que el Partido Conservador propone una ley que obligaría al próximo gobierno a celebrar una ronda de concesión de licencias cada año.
Nuestro estudio reciente concluyó que no se necesitan nuevos combustibles fósiles y que detener la extracción de nuevo carbón, petróleo y gas es una de las mejores maneras de abordar la crisis climática.
Las evaluaciones científicas nos indican que un calentamiento global por encima de 1,5 °C supondrá un peligro cada vez mayor para el medio ambiente, la salud humana y la economía. Hemos descubierto que, en un mundo que limite el calentamiento a 1,5 °C, la demanda mundial restante de combustibles fósiles podría satisfacerse con activos que ya se han construido.
Esto significa que los planes del Partido Laborista no son suficientes. Incluso con las licencias existentes, no es necesario abrir nuevos yacimientos de petróleo y gas ni construir nuevas plataformas y oleoductos.
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Excede de los requisitos
Nuestra investigación confirma una conclusión anterior de los expertos en políticas de la Agencia Internacional de Energía (AIE): no se necesitan nuevos yacimientos para satisfacer la demanda energética mientras el mundo intenta alcanzar cero emisiones netas. Sin embargo, nuestro análisis va más allá al demostrar que tampoco se necesitan nuevas centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles.
Si los gobiernos detienen los nuevos proyectos, la producción y el consumo de combustibles fósiles disminuirán gradualmente en las próximas décadas a medida que los activos existentes lleguen al final de su vida útil. Esta transición gradual dará tiempo para planificar el proceso, proteger y crear empleos y construir parques solares y eólicos que satisfagan la demanda energética a medida que se eliminen gradualmente los combustibles fósiles.
Para “hacer la transición” hacia el abandono del carbón, el petróleo y el gas, que es lo que los gobiernos acordaron hacer en diciembre de 2023 en la cumbre climática COP28 en Dubai, es esencial detener los nuevos proyectos de combustibles fósiles. Se trata de un compromiso necesario, pero como se expresa como un objetivo vago y colectivo con un punto final indeterminado, es fácil que los gobiernos lo respeten de palabra mientras mantienen la situación como si nada.
La AIE informó recientemente que la inversión mundial en combustibles fósiles ha aumentado cada año desde 2020, incluso cuando los gobiernos anunciaron objetivos de emisiones netas cero. Una investigación del grupo activista Global Witness descubrió que los Emiratos Árabes Unidos firmaron acuerdos petroleros por más de 100.000 millones de dólares en 2023 mientras presidían las negociaciones sobre el clima.
Los compromisos de no utilizar nuevos combustibles fósiles, como el plan del Partido Laborista de poner fin a las nuevas licencias, son menos propensos a la confusión porque son específicos e inmediatos. Es más, resulta claro para todos ver si se está construyendo un nuevo proyecto de combustibles fósiles. Asumir compromisos que sean fácilmente verificables es una receta probada para generar confianza y cooperación internacionales en torno a un objetivo compartido.
También existen ventajas políticas en detener nuevos proyectos de combustibles fósiles. Las coaliciones que apoyan los combustibles fósiles, incluidas las empresas petroleras y sus empleados, tienen mayor capacidad de organizarse contra el cierre de los activos existentes que contra la cancelación de los que aún no se han construido. Las coaliciones opositoras, incluidas las comunidades que viven con la contaminación y las perturbaciones de la extracción de petróleo y gas, tienden a tener más éxito cuando se movilizan contra proyectos planificados.
La nueva norma
Al asumir el compromiso de “no utilizar nuevos combustibles fósiles”, los gobiernos pueden ayudar a establecer una nueva norma.
Una norma es un estándar de conducta esperado, como la norma que prohíbe fumar en lugares públicos cerrados o la norma internacional contra la esclavitud. Cuantos más Estados e instituciones globales adoptan una norma, más presión social ejerce sobre los demás para que la sigan. Una vez que una masa crítica ha adoptado la norma, su difusión se autosostene.
Se podría decir que este proceso ya está en marcha en el caso del carbón, el combustible fósil más contaminante. En 2017, el Reino Unido y Canadá fundaron la Powering Past Coal Alliance, un grupo de gobiernos comprometidos con la eliminación gradual de la energía a base de carbón. La alianza ya se ha ampliado para incluir a 60 gobiernos nacionales, incluidos los principales consumidores de carbón: Alemania y Estados Unidos.
El proceso de elaboración de normas también está cobrando impulso en el caso de otros combustibles fósiles. Los gobiernos que se convierten en miembros principales de la Beyond Oil and Gas Alliance, que hasta ahora cuenta con 15, se comprometen a no emitir nuevas licencias para la exploración de petróleo y gas, en un camino hacia la eliminación total de la producción de combustibles fósiles.
La Alianza para la Transición de Energías Limpias, integrada por 41 gobiernos e instituciones financieras, se compromete a poner fin a los préstamos internacionales para proyectos de combustibles fósiles. Y en el sector privado, 22 instituciones financieras se han comprometido a dejar de financiar nuevos proyectos de petróleo y gas.
Si un futuro gobierno del Reino Unido se comprometiera a detener la construcción de nuevos yacimientos de petróleo y gas, daría un impulso considerable a la norma, dado el papel del Reino Unido en la historia de la industria petrolera y el hecho de que es sede de BP y Shell, dos de las cinco compañías petroleras “supergrandes” del mundo.
El Comité de Cambio Climático del Reino Unido, los asesores independientes del gobierno, han señalado que detener nuevos proyectos de petróleo y gas enviaría una señal importante a otros países. Tal medida también restablecería la reputación del Reino Unido como líder internacional en la lucha contra el cambio climático, en un momento crítico en el que la extrema derecha negacionista del cambio climático está haciendo avances.
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