La acción climática audaz beneficia no solo al medio ambiente: también es excelente para las empresas
A medida que el mundo enfrenta los desafíos cada vez más intensos del cambio climático, las empresas están bajo una presión cada vez mayor para tomar medidas.
Para evitar una catástrofe, será necesario ir más allá del mero cumplimiento de nuevas normas y estándares mínimos. Las empresas deben tomar la iniciativa de buena fe.
Sin embargo, con demasiada frecuencia se presenta la adopción de medidas audaces sobre el clima como una especie de disyuntiva: como actuar cuesta dinero, hacer lo correcto por el medio ambiente implica hacer buenos negocios.
Nuestra reciente investigación pone en tela de juicio este mito. Descubrimos que mejorar el rendimiento en materia de carbono puede ir más allá de abordar las preocupaciones ambientales y brindar beneficios financieros tangibles.
Nuestro estudio, que abarca casi dos décadas de datos de empresas de toda la región Asia-Pacífico, encontró que una mejor gestión del carbono está vinculada a un riesgo financiero significativamente menor.
Esto demuestra que tomar medidas ya no es sólo un imperativo ambiental: también es una estrategia financiera esencial.
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Menor riesgo en todas las categorías
La región de Asia y el Pacífico alberga algunos de los mayores emisores de carbono del mundo, incluidos China, Japón y Corea del Sur.
Las empresas que operan allí se enfrentan a una creciente presión por parte de los reguladores, los inversores y los consumidores para mejorar su huella ambiental.
Nuestra investigación examinó más de 9000 observaciones anuales de empresas (como informes anuales) de 13 países de Asia y el Pacífico entre 2002 y 2021. Buscó explorar la relación entre el desempeño de carbono y tres tipos comunes de riesgo empresarial: riesgo idiosincrásico, sistemático y total.
Los riesgos idiosincrásicos son aquellos a los que se enfrenta una empresa en particular, mientras que los riesgos sistemáticos son aquellos que afectan a todo el mercado, como las crisis económicas. Como es de esperar, el riesgo total combina estos riesgos.
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Descubrimos que un mejor desempeño corporativo en materia de carbono estaba asociado con niveles más bajos de riesgo en las tres categorías.
Las empresas que tomaron medidas activas para gestionar y reducir sus emisiones de carbono disfrutaron de una menor volatilidad en los precios de sus acciones, disminuyeron los riesgos específicos de la empresa y no fueron tan sensibles a los shocks económicos de todo el mercado.
La reducción del riesgo total varió desde el 1,22% en Taiwán hasta el 4% en Australia.
Estos niveles más bajos de riesgo reflejan algo más que el simple hecho de que estas empresas cumplen mejor las normas. Se ha producido un cambio radical en la forma en que el mercado percibe el comportamiento de las empresas y en lo que hemos llegado a esperar.
Es una especie de efecto halo. Las empresas con mejores credenciales en materia de emisiones de carbono son consideradas mejor posicionadas para tener éxito en el mercado en términos más generales, ya sea para hacer frente a cambios regulatorios, interrupciones comerciales o riesgos para su reputación. Todo eso puede hacerlas más atractivas para los inversores.
Una gobernanza más fuerte, un efecto más fuerte
Nuestro estudio también encontró que en países con estándares de gobernanza corporativa de mayor calidad (que abarcan factores como regulaciones ambientales, aplicación efectiva de la ley y medidas anticorrupción) había una relación más fuerte entre el desempeño en carbono y niveles más bajos de riesgo.
¿Qué es lo que impulsa este efecto? Lo más probable es que en los países con marcos de gobernanza sólidos, las empresas con credenciales ambientales sólidas estén siendo recompensadas con menores costos de endeudamiento y una mayor valoración de mercado.
Esto ofrece una importante lección para los responsables políticos.
Sugiere que la implementación de medidas como esquemas de comercio de emisiones, métricas estandarizadas de desempeño en materia de cambio climático y compromisos nacionales con acuerdos climáticos internacionales pueden mejorar los beneficios financieros del desempeño en materia de carbono.
La creación de un entorno empresarial de este tipo genera fuertes incentivos financieros para que las empresas adopten medidas y les permite alinear sus propios esfuerzos de reducción de carbono con los objetivos nacionales y mundiales.
Los desafíos únicos ofrecen oportunidades únicas
A pesar de los claros beneficios de mejorar el desempeño en materia de carbono, existen algunos desafíos únicos para las empresas de la región Asia-Pacífico.
Las economías emergentes de esta región, como Indonesia, Tailandia y Filipinas, a menudo tienen niveles de referencia de desempeño en materia de carbono más bajos en comparación con sus contrapartes más desarrolladas.
Esto se debe en gran medida a las diferencias en el grado de rigurosidad de las regulaciones, las capacidades de las instituciones gubernamentales clave y los menores niveles de desarrollo económico. Pero estos desafíos también son oportunidades.
Para las empresas de estos mercados emergentes, existe la oportunidad de adoptar proactivamente las mejores prácticas globales y posicionarse como líderes en la transición hacia una economía baja en carbono.
¿Qué podemos aprender?
Nuestra investigación ofrece algunas conclusiones importantes para los inversores, las empresas y el resto de nosotros.
Para los inversores, nuestra investigación pone de relieve la importancia que puede tener el desempeño medioambiental de las empresas. Las empresas con un desempeño deficiente en materia de emisiones de carbono pueden enfrentarse a mayores riesgos en general, lo que puede significar que se requieren mayores rendimientos para compensar a los inversores por estos riesgos.
Por otro lado, las empresas que toman medidas significativas para gestionar sus emisiones de carbono tienen más probabilidades de disfrutar de flujos de efectivo estables y una menor volatilidad, lo que puede impulsar la confianza de los inversores.
Para las empresas, el mensaje es claro: invertir en la gestión del carbono no es solo una obligación ética o regulatoria: es una decisión financiera acertada.
Al mejorar su desempeño en materia de carbono, las empresas pueden reducir sus niveles de riesgo total, atraer inversores centrados en la sostenibilidad, mejorar su acceso a los mercados de capital y reducir sus costos de endeudamiento.
La adopción de medidas enérgicas en materia climática no tiene por qué implicar una compensación. A medida que el mundo se enfrenta al desafío de vivir con el cambio climático, el vínculo entre la responsabilidad ambiental y el desempeño financiero no hará más que fortalecerse.