Nuestros lagos están plagados de parásitos. Por qué eso es bueno… y malo
Si eres un aficionado a la pesca, es posible que ya hayas notado anomalías o parásitos en los peces salvajes que capturas. De hecho, los peces que encontramos habitualmente en nuestros lagos, como la lubina o la trucha, albergan varias especies de parásitos. Aunque los parásitos son una parte natural de los ecosistemas, su presencia puede tener consecuencias potencialmente graves. Pero ¿qué son los parásitos? ¿Y qué impacto tienen estas misteriosas criaturas en nuestros lagos?
Los parásitos son organismos omnipresentes que utilizan a otros organismos para alimentarse, refugiarse o reproducirse. Al hacerlo, pueden alterar el comportamiento, el crecimiento, la reproducción y las posibilidades de supervivencia de los peces que infectan. Los parásitos suelen ser más pequeños que los organismos que infectan. Pensemos en una garrapata en un perro. Sin embargo, estas diminutas criaturas desempeñan un papel importante en el equilibrio de nuestros lagos.
Este artículo es parte de nuestra serie Nuestros lagos: sus secretos y desafíos. Este verano, The Conversation y La Conversation te invitan a darte un fascinante chapuzón en nuestros lagos. Con lupas, microscopios y gafas de buceo, nuestros científicos escudriñan la biodiversidad de nuestros lagos y los procesos que se desarrollan en ellos, y nos cuentan los desafíos a los que se enfrentan. ¡No te pierdas nuestros artículos sobre estos cuerpos de agua increíblemente ricos!
Como profesor y estudiante de maestría en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Montreal, trabajamos en el marco de la Cátedra de Investigación de Canadá sobre la Ecoevolución de las Interacciones entre Hospedador y Parásito para comprender cómo los cambios ambientales pueden afectar la forma en que los peces de agua dulce contraen, gestionan y se recuperan de las infecciones parasitarias. En este artículo, analizamos más de cerca este mundo pequeño pero fascinante.
Un papel más grande que la vida
Aunque los parásitos desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de los ecosistemas, a menudo se los considera erróneamente un problema. Por ejemplo, al reducir las tasas de reproducción o supervivencia de ciertas especies, los parásitos ayudan a mantener el equilibrio reproductivo regulando el número de peces en una población determinada. Esto puede evitar que una sola especie se convierta en dominante en un lago y evitar las consecuencias ecológicas que de ello se derivan.
Los parásitos también son una fuente de alimento para diversos animales acuáticos, como los peces limpiadores, que se alimentan de los pequeños crustáceos parásitos que se encuentran en la piel de sus clientes. Los parásitos también pueden utilizarse como indicadores del estado de salud de un entorno.
(Ariane Côté), Proporcionado por el autor (no reutilización)
Contrariamente a lo que se podría pensar, un entorno considerado sano desde el punto de vista biológico es generalmente un entorno rico en diferentes tipos de parásitos. Un mismo parásito puede requerir varios organismos (peces, moluscos, aves y mamíferos, etc.) para garantizar su desarrollo. Por tanto, la diversidad de parásitos en los peces refleja la presencia de una diversidad de especies hospedadoras y de interacciones entre ellas en el lago.
Por otro lado, los entornos recientemente alterados suelen ser menos ricos en parásitos. Por ejemplo, un estudio descubrió que había menos especies de parásitos en los peces luna del río San Lorenzo en las zonas más contaminadas que en las menos contaminadas.
Una cuestión de equilibrio
En general, un pez no sufre ningún efecto adverso por albergar un parásito. Sin embargo, las cosas pueden empezar a empeorar cuando ese mismo parásito aumenta en número. Por ejemplo, los copépodos son pequeños crustáceos, algunos de los cuales son parásitos y se adhieren a las branquias y la piel de los peces. Los copépodos parásitos no causan problemas en pequeñas cantidades, pero algunas especies pueden dañar las branquias y causar dificultades respiratorias cuando proliferan en grandes cantidades en los peces.
El ejemplo de los copépodos es un buen ejemplo del complejo y frágil equilibrio que existe entre un parásito y su hospedador. Este equilibrio depende de una serie de factores que pueden favorecer tanto al hospedador como al parásito cuando existe un desequilibrio ambiental. El número de parásitos y su capacidad para infectar a un hospedador están estrechamente relacionados con factores ambientales como la temperatura y los niveles de contaminación. El cambio climático y las actividades humanas están desempeñando un papel preocupante en el desequilibrio de estos factores.
En otros casos, un solo parásito puede causar graves problemas. Este suele ser el caso de los llamados parásitos invasores, que han logrado introducirse en un nuevo entorno. Por ejemplo, el parásito responsable de la enfermedad del remolino presenta tasas de mortalidad muy elevadas, de hasta el 90 por ciento, en salmones, truchas y salvelinos en varios lagos.
(Véronique Simard)
Erradicar este parásito es casi imposible. Sus efectos devastadores han obligado a tomar medidas extraordinarias en varios lagos del oeste de Canadá, incluido el drenaje del lago Johnson en Alberta.
Sospechamos que este parásito fue introducido en Canadá por los seres humanos. Puede sobrevivir en peces, agua, equipos de navegación o sedimentos y es posible que haya sido introducido al trasladar uno de estos elementos de un lago contaminado a otro. Esto subraya la importancia de conocer las características de los parásitos para prevenir y controlar la propagación de enfermedades asociadas a ellos.
¿Hacia dónde vamos desde aquí?
La investigación sobre parásitos se ha centrado durante mucho tiempo en especies que suponen una amenaza para la salud humana o que tienen importancia económica. La trucha ártica es la especie de pez con más parásitos conocidos en el norte de Canadá.
Esto no significa que este pez tenga más parásitos que otros, sino que se registran con mayor frecuencia debido a la importancia económica y cultural de la trucha ártica para la región. Lamentablemente, este enfoque instrumental de la investigación ha dado lugar a importantes lagunas en el conocimiento sobre los parásitos de muchos peces de agua dulce en América del Norte.
(Maryane Gradito), Proporcionado por el autor (no reutilización)
Muchos investigadores coinciden en que los parásitos están poco estudiados y subestimados y que es necesario reflexionar más sobre ellos. Este nuevo conocimiento nos permitiría evaluar mejor el estado de nuestros lagos y, de esta forma, ayudar a proteger esos ecosistemas, que se encuentran entre los más amenazados del mundo.
También se puede realizar un esfuerzo colectivo para evitar la introducción de nuevos parásitos en los cuerpos de agua. Es vital
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no liberar peces de acuario (y sus parásitos) en arroyos y estanques;
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evitar transportar peces de un cuerpo de agua a otro;
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Limpie y seque completamente el equipo de navegación antes de introducirlo en un nuevo entorno.
Estas acciones ayudan a reducir el impacto negativo que los seres humanos pueden tener sobre las poblaciones de peces, así como sobre la pesca deportiva y comercial. Así que la próxima vez que vayas a pescar, no pienses solo en los peces, sino también en los parásitos que atraparás con ellos.