Calentamiento global: ¿Cuántas horas de sueño perdidas? Este estudio calculó
INTERRUPCIÓN CLIMÁTICA – ¿Ha tenido problemas para conciliar el sueño esta semana? ¿El aumento de las temperaturas está afectando nuestro sueño? Esta es la pregunta que se hacen investigadores de la Universidad de Copenhague y del Instituto Max Planck de Berlín. Sus resultados los presenta un estudio publicado el 20 de mayo en la revista una tierra.
Y dan una respuesta clara: el calor no ayuda a dormir. «Las temperaturas exteriores más cálidas erosionan constantemente el sueño, y la cantidad de pérdida de sueño aumenta gradualmente a medida que las temperaturas aumentan», dice Kelton menoruno de los cuatro autores del estudio.
Concretamente, los resultados de esta investigación muestran que “esta erosión se produce principalmente por retrasar el momento en que las personas se duermen y por adelantar cuando se despiertan cuando hace calor”. Básicamente, las noches son mordisqueadas por las temperaturas.
14 minutos menos por noche
El estudio sugirió que en las noches muy calurosas (más de 30 grados), el sueño se reduce en un promedio de poco más de 14 minutos. La probabilidad de dormir menos de siete horas también aumenta a medida que aumentan las temperaturas. Por lo tanto, los investigadores sugieren que para 2100, las temperaturas más cálidas podrían provocar la pérdida de entre 50 y 58 horas de sueño por persona al año.
Pero no todo el mundo se ve afectado por igual por el calor nocturno. El efecto de la temperatura sobre la pérdida de sueño es, por lo tanto, considerablemente mayor para los residentes de países de bajos ingresos, así como para los ancianos y las mujeres.
Sin embargo, para hacer frente al calor, nuestro cuerpo dispone de un sistema de refrigeración. El investigador Kelton Minor explica que “todas las noches hacen algo notable sin que la mayoría de nosotros lo sepamos conscientemente: irradian calor desde nuestro corazón hacia el entorno al dilatar nuestros vasos sanguíneos y aumentar el flujo de sangre a nuestras manos y pies”.
El cuerpo humano actúa como una máquina aquí. Si hace demasiado calor, se regula abriendo las válvulas para dejar escapar el calor hacia nuestras extremidades, es decir, los pies y las manos. El único problema es que para que esta maquinaria funcione, el ambiente debe ser más fresco que nosotros.
Un estudio global… que llama a otros
Para llevar a cabo esta investigación, los científicos utilizaron datos globales de sueño anónimos recopilados de pulseras de seguimiento. En total, se recopilaron 7 millones de grabaciones realizadas a más de 47.000 adultos (de 68 países).
Sin embargo, este estudio tiene un grado de incertidumbre. En primer lugar, existen fluctuaciones de temperatura según la variedad de climas globales que provocan un cierto margen de error.
Por otro lado, las personas de los países en desarrollo parecen verse más afectadas por estos cambios, a diferencia de las personas de los países desarrollados. Una de las razones podría ser la contribución del aire acondicionado, pero su papel no pudo identificarse claramente en este estudio.
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