Se necesita un diálogo honesto para ayudar a generar consenso en torno a la tecnología de modificación de la radiación solar.
La Modificación de la Radiación Solar (SRM) es un conjunto de posibles tecnologías para contrarrestar el calentamiento global reflejando la radiación solar entrante.
Algunas propuestas de SRM implican la inyección de aerosoles reflectantes en la estratosfera; otros incluyen el adelgazamiento de las nubes cirros y el brillo de las nubes marinas.
En todos los casos, las propuestas de SRM son intervenciones humanas intencionales en el sistema climático que tienen como objetivo reducir el calentamiento global aumentando la reflectividad de la Tierra en lugar de disminuir las emisiones humanas de gases de efecto invernadero.
Los experimentos con modelos climáticos, así como los informes del IPCC, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Comisión Europea, muestran que estas tecnologías podrían potencialmente frenar el ritmo del calentamiento global e incluso enfriar el planeta. Sin embargo, esos mismos informes también advierten que las tecnologías SRM podrían por sí mismas cambiar el clima de maneras que generarían graves impactos adversos.
No existe un consenso global sobre la GRS como estrategia de respuesta al cambio climático.
En la reciente Sexta Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA), a la que asistió una de las autoras, Jennifer Garard, los gobiernos del mundo no pudieron llegar a un acuerdo sobre si convocar a una evaluación científica del potencial y los riesgos del despliegue de SRM y la resolución fue retirada.
Como científicos del clima, sostenemos que un proceso de evaluación científica sólido y democrático, enriquecido por la inclusión de las perspectivas de diversas partes interesadas, sería un importante paso adelante para ayudar a la comunidad mundial de toma de decisiones a generar consenso en torno a este tema crítico y controvertido.
Los riesgos
Implementar tecnologías SRM, o incluso probarlas en entornos del mundo real, conllevaría riesgos. Muchos de estos riesgos siguen siendo poco conocidos.
Las acciones de GRS podrían tener graves impactos negativos en los ecosistemas y la biodiversidad, la calidad del aire y la capa de ozono y la productividad agrícola. Es probable que estos impactos se sientan de manera desigual en toda la Tierra y podrían exacerbar aún más los desafíos existentes relacionados con la justicia y la equidad ambientales.
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Además, implementar tecnologías de GRS en ausencia de reducciones rápidas de las emisiones produciría una dependencia peligrosa de una acción sostenida de GRS para mantener su efecto climático. En este escenario, si la SRM se detuviera repentinamente, el llamado efecto de terminación causaría un calentamiento rápido con el potencial de causar daños sustanciales a múltiples sistemas que sustentan la vida en todo el mundo.
Estas preguntas plantean preocupaciones adicionales sobre la injusticia intergeneracional, en la que las generaciones futuras tal vez no tengan más opción que continuar con el despliegue de SRM para evitar las consecuencias de terminarlo.
Nivel de la superficie
Por definición, la GRS no aborda la acumulación de gases de efecto invernadero, que son la causa fundamental del cambio climático. En consecuencia, existe un riesgo adicional de desviar la atención y los recursos de la necesidad de recortes rápidos y profundos de las emisiones.
Además de su potencial de distracción, las tecnologías SRM no pueden abordar el problema de la acidificación de los océanos y también pueden plantear desafíos al uso de la energía solar para apoyar la descarbonización.
Los costos del despliegue de SRM también son altos; una estimación sitúa este valor en 2.250 millones de dólares por año durante los primeros 15 años de despliegue, fondos que probablemente se gastarían mucho mejor en esfuerzos de reducción de emisiones.
En pocas palabras, a pesar de varias décadas de investigación y debate, todavía no existe una evaluación científica integral de los riesgos e incertidumbres de la GRS. Una evaluación de este tipo es sumamente necesaria para sustentar los debates multilaterales e informar los marcos de gobernanza.
La tecnología SRM es también un tema muy controvertido en las negociaciones ambientales globales. Suiza presentó una resolución en la más reciente Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para ordenar al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que convoque un grupo de expertos científicos para evaluar la GRS.
La oposición fue fuerte desde varios sectores. Líderes de muchas naciones africanas unieron fuerzas para abogar por un acuerdo estricto de no uso en lugar de una evaluación científica. Mientras tanto, la Declaración Global Conjunta de los Principales Grupos y Partes Interesadas afirmó sin rodeos que:
“La SRM consiste básicamente en luchar contra la contaminación multidecenal a escala global con contaminación multidecenal a escala global”.
Otros países se opusieron a la resolución pero desearon mantener abierta la cuestión de explorar el uso de SRM. Al final no se llegó a ninguna decisión.
¿Qué papel juegan las evaluaciones científicas?
Dados los importantes riesgos que implica, la cuestión de la gobernanza del SRM requiere urgentemente atención y supervisión internacionales. Sin embargo, los gobiernos mundiales en la UNEA no pudieron llegar a un consenso ni siquiera para evaluar el SRM, y mucho menos sobre si se podría implementar un acuerdo de no uso.
La mayoría de los representantes de los gobiernos mundiales en la UNEA coincidieron en la necesidad de evitar los graves riesgos del despliegue unilateral de tecnologías SRM. Sin embargo, creemos que la oposición a una evaluación científica de la SRM puede permitir, sin darse cuenta, que países u organizaciones individuales procedan con experimentos arriesgados.
Dadas las opiniones globales divergentes sobre este tema, parece poco probable que se llegue a un acuerdo de no uso en el corto plazo. Sin embargo, un proceso de evaluación transparente e inclusivo podría ser en realidad un paso importante hacia ese eventual acuerdo.
El Panel Internacional sobre el Cambio Climático es un actor importante en cualquier proceso de evaluación dada su sólida historia de trabajo científico riguroso sobre el cambio climático. Del mismo modo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente también podría desempeñar un papel fundamental y ayudar a atraer a diversas partes interesadas.
Encomendar a una organización intergubernamental confiable, como las Naciones Unidas, que lidere un proceso de evaluación riguroso y transparente que incluya múltiples perspectivas sería un paso crítico hacia la gobernanza del SRM, incluido un posible acuerdo de no uso.
La gobernanza de SRM es de suma importancia, precisamente por el alto nivel de controversia que rodea a este conjunto de tecnologías. Un acuerdo de no uso es una posible estrategia de gobernanza, aunque las discusiones internacionales actualmente parecen estar muy lejos de poder llegar a un acuerdo sobre tal resultado. La única manera de salir de este estancamiento es llevar a cabo un proceso de evaluación científica transparente e inclusivo.