Los antiguos corales rocosos son clave para la supervivencia de los arrecifes en un mundo más cálido
Los mares que rodean Australia alcanzaron este mes un nivel de calentamiento alarmante, tras graves olas de calor marinas en el verano del hemisferio norte.
Este calentamiento es muy peligroso para los corales. Cada medio grado de calentamiento del océano aumenta el riesgo de que se decoloren y mueran.
La mejor estrategia a largo plazo para proteger los arrecifes de coral de la Tierra es reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar así el calentamiento global. Pero mientras tanto, debemos urgentemente hacer que los corales sean más resistentes y proteger a los que son vulnerables.
Esto es particularmente cierto en el caso de los enormes y antiguos arrecifes conocidos como corales rocosos. Las investigaciones sugieren que serán una parte vital de la supervivencia de los arrecifes en un mundo más cálido.
Los árboles centenarios del mar
Corales de roca (Poritas) pueden crecer hasta más de 10 m de altura y vivir más de 600 años. En Australia, se los suele llamar «bommies». Cada bommie puede estar compuesto por varias especies, pero a menudo se trata de un único individuo enorme.
Los corales desempeñan un papel fundamental en los arrecifes, ya que proporcionan hábitat para la vida marina. Es importante destacar que pueden mantener estas funciones incluso cuando otras especies de coral están ausentes.
Se cree que algunas especies son resistentes al estrés. Es probable que los corales antiguos hayan experimentado y sobrevivido a episodios de calentamiento anteriores, lo que demuestra su resiliencia.
Por ejemplo, en un artículo de 2021 se describió un coral gigante descubierto en la Gran Barrera de Coral que se creía que tenía más de 400 años. Ha sobrevivido a 80 grandes ciclones, numerosos episodios de blanqueamiento de corales y siglos de exposición a otras amenazas.
Esta resiliencia puede beneficiar a todo el ecosistema de arrecifes. Podemos pensar en los corales rocosos como si fueran árboles antiguos en un bosque. Al igual que los bosques que contienen árboles grandes y viejos son más resistentes al fuego, los estudios muestran que una combinación de diferentes formas de crecimiento, incluidos los corales rocosos viejos y grandes, resisten mejor a largo plazo al calentamiento marino.
Los corales más viejos y más grandes también pueden producir más crías, por lo que pueden reponer más rápidamente el arrecife después de las perturbaciones.
Está claro que, mientras nuestros océanos se enfrentan a presiones sin precedentes debido al cambio climático, debemos proteger a estos centinelas del mar y aprender de ellos.
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Preparándose para los desafíos futuros
Comprender los corales rocosos es fundamental para predecir cómo podrían enfrentar el cambio climático y planificar su protección.
Pero los científicos aún tienen mucho que aprender sobre los corales rocosos. En particular, no sabemos exactamente cuántas especies existen, sus ciclos de vida y cómo evolucionaron.
Mis colegas y yo nos proponemos superar esta brecha de conocimiento. Estamos estudiando arrecifes de toda Australia, con especial atención a los corales rocosos del arrecife Ningaloo, frente a la costa de Australia Occidental.
Estamos creando mapas de qué especies de corales boulder existen y dónde se encuentran. Y utilizando tecnología genómica de vanguardia, como la secuenciación de ADN, estamos midiendo la tolerancia de cada especie al calentamiento y tratando de predecir cuándo se reproducirán.
Es importante destacar que también estamos examinando la relación mutuamente beneficiosa entre los corales y las algas. Esta relación proporciona refugio a las algas, da a los corales su color y proporciona nutrientes a ambos socios. También puede ser un factor principal en la resistencia de los corales a temperaturas más cálidas.
Hasta ahora, hemos encontrado más diversidad de la que se esperaba inicialmente. Esto es emocionante porque puede indicar una mayor capacidad para resistir diferentes tipos de estrés. Pero el trabajo para mapear completamente la diversidad de corales de Ningaloo recién comienza.
Esperamos que nuestros hallazgos, una vez finalizados, puedan servir de base para acciones de gestión comunitaria local como:
- Campañas y carteles de educación pública
- Gestión del número de visitantes a los arrecifes
- Instalación de amarres públicos para reducir los daños causados por el anclaje de embarcaciones, especialmente durante el desove de los corales.
La información también puede utilizarse en acciones de gestión más amplias como:
- Establecer condiciones de “base” a partir de las cuales medir el cambio
- Decisiones de zonificación, incluido el establecimiento o aumento de protecciones de parques marinos, especialmente para especies e individuos de coral resilientes
- Evaluaciones de impacto después de eventos como olas de calor
- Acciones directas de conservación para los bommies icónicos en riesgo, como proporcionar sombra para disminuir el estrés causado por el calor.
- el desarrollo de planes nacionales de gestión de arrecifes.
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Algo por lo que vale la pena luchar
El estrés que las recientes olas de calor marinas han provocado en los corales agrava los daños sufridos durante décadas. La Gran Barrera de Coral, por ejemplo, ha sufrido cinco grandes olas de calor en 30 años.
En términos generales, hacer que los arrecifes sean más resilientes a estas presiones implica:
- Resistir, recuperarse, gestionar y adaptarse a los impactos en los ecosistemas
- Mejorar las estructuras de gobernanza
- Preparando las comunidades humanas para el cambio.
Cada vez hay más conciencia de la necesidad de aumentar la resiliencia de los arrecifes. Por ejemplo, esto sirvió de base para un plan de 2017 para la Gran Barrera de Coral y una estrategia para la costa de Ningaloo publicada el año pasado. Pero es necesario seguir trabajando.
También es necesaria una coordinación entre las zonas de arrecifes de Australia, lo que podría incluir el intercambio de conocimientos y datos entre investigadores y la realización de actividades de cabildeo conjuntas para proteger mejor los ecosistemas de arrecifes.
Es más, se debe ofrecer a los propietarios tradicionales la oportunidad de ser consultados y participar de manera significativa en la protección de las áreas de arrecifes, incluida la gestión conjunta de Sea Country.
La semana pasada, la Sociedad Australiana de Arrecifes de Coral, de la que soy concejal, publicó una carta abierta al gobierno federal en la que pide que se tomen medidas para proteger los arrecifes frente al cambio climático. La tarea nunca ha sido más urgente.
Aún queda mucho arrecife por el que vale la pena luchar, pero solo si actuamos ahora.
La autora desea agradecer la contribución de los administradores del parque marino de Ningaloo, en particular, del Dr. Peter Barnes, a la investigación que ella y sus colegas están realizando.