SOSTENIBILIDAD

¿La diversión al volante es cosa del pasado?

Hoy en día, la llegada de los coches autónomos, las tecnologías de asistencia o los vehículos eléctricos está cambiando profundamente nuestra relación con la conducción. En 1980, el 90 por ciento de las personas menores de 25 años tenían licencia de conducir, en comparación con el 80 por ciento en 2019. La evolución de la tecnología y la práctica social parecen apuntar hacia una conducción más funcional y orientada al servicio. Mientras tanto, el 49% de los franceses dijo que extrañaba conducir durante el confinamiento. ¡El 65% todavía lo asocia con sus sueños y el 33% todavía lo asocia con la libertad! Para Toyota, la conciliación de los avances tecnológicos con las dimensiones emocionales asociadas con la conducción es una prioridad.

Combinando placer y seguridad

«Los humanos tenemos una necesidad fundamental de conducción autónoma, que es mucho más fuerte que la necesidad de coches autónomos. Pienso en el placer de dar vueltas en un coche que puede acelerar, frenar o girar, como una extensión de nuestro propio cuerpo»., explicó Gill Pratt, CEO de Toyota Research Institute. Aquí, el automóvil no es solo un medio de transporte del punto A al punto B, también es una herramienta de nuestra libertad.

Siguiendo esta lógica, Toyota desarrolló el sistema Guardian, que realmente actúa como un ángel guardián, capaz de evitar obstáculos en la carretera o compensar los errores del conductor sin reemplazarlo. Cuando la situación es segura, este dispositivo de última generación sabe cómo ser cauteloso. En este caso, la tecnología se convierte en la aliada del placer de conducir. Al liberar la mente del conductor, el Guardian promueve naturalmente una conducción suave y liviana que es a la vez placentera y eficiente.

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Conducir, un problema emocional

En el mundo automotriz en constante cambio, la conexión emocional con nuestros vehículos está cambiando. Los temas de velocidad, aventura o libertad siguen siendo importantes, pero la paleta se ha ampliado. Era está hecho a medida y valora la delicadeza y la relevancia del vínculo entre el hombre y la máquina.

En base a esta observación, Toyota concibió el prototipo LQ, que replantea por completo la relación con el automóvil apoyándose en la dimensión emocional tanto como sea posible. LQ incorpora a Yui, un agente inteligente capaz de aprender de los hábitos del conductor para brindarle la experiencia más personalizada. Conducción autónoma o manual, iluminación interior inteligente, interfaces a través de las alfombrillas del techo o del suelo, pantallas de realidad aumentada, información vial, climatización individual: LQ integra innumerables tecnologías especialmente diseñadas para adaptarse a las necesidades de los pasajeros. ¡Una forma de demostrar que el intelecto y la emoción no son incompatibles cuando se trata de coches!

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